martes, 21 de febrero de 2012

... Y los sueños, sueños son.

En el cine tenía que ser. En el universo hecho precisamente "con el material del que están hechos los sueños", en el universo en el que estos pueden hacerse realidad. Al menos ahí nos siguen quedando multitud de buenas noticias. La mayoría de las películas lo son, todas están cargadas de mensajes, de ilusiones, de creatividad, de buenas intenciones y, aunque algunas nos gusten más que otras, aunque algunas sean autenticas obras de arte y otras se limiten a arrancarnos una sonrisa, o una lagrima, todas, la gran mayoría, intentan traernos vida y reflexión. 

Y, en estos tiempos que corren, un acontecimiento cinematográfico de los de primer orden ha sido quien ha venido a poner una buena noticia más. 

En la entrega de los Goya, independientemente de los merecimientos de cada una, de las criticas más o menos expertas y de los criterios de la Academia, nos llena de satisfacción que el premio concedido venga a coincidir con una necesidad básica y un ruego multitudinario. 

En el cine, al menos en el cine: "No habrá paz para los malvados".

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