La carta, escrita con pluma de ave, data del día 29 de Octubre de 1700, y está dirigida a doña María de Sierra por su amante secreto, don Alfonso de Vargas y Montes.
"Es mi afición tanta a vuesa merced que me abraso en amores", dice Alfonso, alabando después la caligrafía de María, entendiendo entonces que mantenían correspondencia frecuente.
Se dedujo que su amor era prohibido porque la carta fue escondida en una viga, a través de una grieta en la pared, y estaba enrollada sobre sí misma, decorada con un cordel. Los albañiles que la encontraron exclamaron: "Aquí está el tesoro", ya que son frecuentes este tipo de hallazgos durante la remodelación de las viviendas antiguas dentro de Toledo. Marina Riaño, dueña de la casa y nombrada Hija Adoptiva de Toledo, conserva la carta entre dos cristales para evitar su deterioro. Asimismo, su hija ha buscado sin éxito en el archivo municipal al autor de esta carta, ya que esta sería la única vía factible para averiguar el contexto de la carta: doña María no figuraría en el archivo porque en esa época las mujeres no eran censadas.
Fuente: www.que.es